Yo como hombre común, ciudadano común, que como cualquier ciudadano común, me siento compelido a opinar, sobre su “Nosotros, los sucios”, en el cual pretende hacer “defensa cerrada” de la noble, pero muy devaluada misión de los trabajadores y trabajadoras de la prensa.
No tengo 50 años de oficio en nada, solo soy un cincuentón, preocupado por lo que actualmente pasa en nuestro país. Algunos cargos sociales electivos desempeñé tratando de hacerlo bien, y por eso, no me dice mucho que usted se mente así mismo, para pasar luego a realizar afirmaciones preocupantes y que considero, necesario comentarlas.
Indica usted, que en ninguno de las funciones que le tocó desempeñar, vinculado a los trabajadores de medios, ha “tolerado, ni ocultado ni aceptado que ninguno de sus afiliados asesine a nadie, como en cambio ocurrió con el Presidente”… Antes de pasar a comentar esto, recordarle que usted nunca tuvo afiliados, fue la organización a la que circunstancialmente representaba. Y lo de su comportamiento, antes que mérito propio, me parece que se debe a otras cuestiones.
Por aquellos años, los periodistas actuaban por convicciones y los que se “prestaban” al juego de las dictaduras y autocracias, eran repudiados por los trabajadores y trabajadoras de la prensa. Pero por encima de todo, los trabajadores de la prensa eran perseguidos, asesinados, torturados por la dictadura movi-falangista de Bánzer.
Y en cuanto a que el señor Morales Ayma, protege a los responsables de la muerte de los esposos Andrade y hasta los premia como usted afirma, salta de inmediato una sencilla pregunta: ¿Por qué razón, usted notable y conocido ciudadano “boliviano”, haciendo uso de sus derechos constitucionales, no se querelló contra éste, según usted, oscuro personaje que nos gobierna? Y como está claro que no lo hizo, de ser ciertas sus afirmaciones, es simple y llanamente cómplice, porque a nadie podrá convencer de que no lo hizo porque no se lo permitió su nivel cultural y grado de conocimiento de sus derechos constitucionales.
Usted, aprovechando las libertades y garantías constitucionales que existen en Bolivia, se permite levantar otra acusación más contra el Presidente Morales: Narcotraficante. Surge nuevamente la anterior pregunta: Por qué razón, usted “notable” y conocido ciudadano “boliviano”, haciendo uso de sus derechos constitucionales, no ha tenido el valor de denunciarlo públicamente y pedir que los organismos de lucha contra el narcotráfico lo investiguen en serio, presentar denuncia formal ante el ministerio público boliviano y desatar una monumental campaña internacional para que la DEA “corretee” a tan avezado personaje, que con esa calidad moral ha tenido el cinismo de postularse en reiteradas oportunidades a la presidencia de la república, ha sido diputado, y ahora primer mandatario de Bolivia. Le pregunto, si es que no siente usted cómplice de él.
Luís García Meza, por si no lo recuerda usted, no solo usó a las Fuerzas Armadas para atacar a los medios, usó también paramilitares bolivianos y extranjeros para asesinar a periodistas como Luis Espinal Camps, ante lo cual estoy seguro usted guardó silencio; cerró el parlamento y obligó a esa gran mujer, doña Lidia Gueiler Tejada, a renunciar a punta de revolver, fusionando política y narcotráfico, Estado y Narcotráfico, y a través de su cancerbero el otro Lucho, Arce Gómez, sentenció a todos los que se le oponen para que “anden con su testamento bajo el brazo”… Me pregunto, si usted algo sobre eso. En caso de ser ciertas sus “acusaciones”, se atrevería a conducir una cruzada nacional e internacional para someter a juicio de responsabilidades al Presidente Morales, como en su momento sabiendo lo que eso implicaba hizo, por ejemplo, el actual Alcalde de la ciudad de La Paz, el Doctor Juan del Granado Cossío, y de ser así, pregunto porque no empezó a liderar tan “loable empresa”.
Me parece que usted, no tiene límites en ese su enfermizo afán de denigrar al presidente Morales, y se nota claramente esto, cuando llega a mentar a los hijos extramatrimoniales de éste, lo cual no es para nada de incumbencia suya, además que él habló abiertamente de su existencia y reconoció que no fue precisamente muy cuidadoso en velar integralmente por ellos. Pero además, usted no conforme con ello, se refiere al “también afeminado vicepresidente”. Tengo la impresión de que al margen de su claro estado paranoico y sociopático, usted adolece de homofobia en fase crítica. Si Morales fuera afeminado, igual según usted, a su vicepresidente, pregunto si esto realmente representa alguna limitación para ejercer las primeras magistraturas del Estado boliviano, en un siglo donde gays, lesbianas y trabajadoras sexuales reivindican derechos en todas las sociedades del mundo. El ser afeminado, obviamente no tiene mucho que ver con prácticas homosexuales, que al darse entre personales responsables y sin que medie presión alguna, son universalmente aceptadas hoy en día como una opción sexual.
En lo que se refiere a la “pobretología”, tan cuestionada por usted, me parece que también “le pela de cabo a rabo”, pues Morales no especula con su origen humilde y de pobreza crítica, lo que aún lo hace similar o igual al grueso de la población boliviana, y me parece que si pide respeto por haber sido pobres, no se equivoca, pues es hasta bíblico, y el propio Cristo lo hizo, cuando sentenciaba que “los últimos serán los primeros” y recomendaba entre tantas otras cosas vinculadas al amor al prójimo, pagar correctamente a los obreros, no hacer pasar hambre a nadie, dar de beber al sediento, compartir lo que se tiene, mandatos de los que gente como usted parece que nunca fueron informados y por tanto, no los toman en cuenta. Pregunto, si acaso es más vergonzoso pedir que respete “nuestra condición de pobres”, que establecer que la propiedad privada, cumpla o no cumpla función social alguna, es sagrada. Me pregunto, si es que acaso es más vergonzoso pedir respeto a la condición de pobres, que tomar como algo natural en la administración pública, en el poder judicial, en el ministerio público y en todo negocio público, que solo el que tiene plata vale y puede hacer valer sus “derechos”, o mejor entendidos como privilegios y caprichos.
Me pregunto si usted alguna vez escribió, acerca de la necesidad de que en Bolivia, los trabajadores y trabajadoras de la prensa sean mejor remunerados y dejen de ser tratados como fichas de poco valor en el exitoso negocio de la comunicación. Si en algo tiene razón usted, es que también los trabajadores y trabajadoras de la prensa, tienen salarios miserables y encima se los obliga a exponer su vida y lo que es más grave, se los pone como carne de cañón para que el pueblo descargue la ira que acumulan por los abusos de esa tan vapuleada libertad de expresión y derecho a la información, pero reitero, estoy seguro de que usted nunca ha escrito nada sobre eso, seguramente dirá, todos tenemos el derecho a elegir de qué y cómo vivimos.
Coincido con usted en que los verdaderos periodistas dan la cara en toda circunstancia, y es más, exponen sus vidas al cubrir situaciones de violencia y todo a cambio de salarios miserables, y encima saber que en caso de ser víctima de circunstancias extremas, su caso será vapuleado, manipulado, distorsionado, para seguir sosteniendo el statu quo. Me pregunto, si usted escribió o hizo algo, cuando estaba al frente el año 71 de la Federación Nacional de la Prensa. Estoy seguro de que no hizo absolutamente nada.
Y hablando de su reclamación al presidente Morales por su aparente falta de valor civil, del miedo que según usted caracteriza todos sus actos, debo preguntarle si además del presidente – dictador René Barrientos Ortuño, conoce alguno que haya sido capaz de lanzarse al ojo de la tormenta en situaciones críticas, como lo hizo éste cuando ingresó por la localidad cruceña de Lagunillas al Ñancahuasu. Pero eso sí, le recuerdo que presentarse como mandatario a los ojos de tormenta, no suele ser entendido por nadie “con dos dedos de frente” como acto de coraje, sino como provocación abierta que solo contribuye a incrementar las condiciones de violencia, que usted con todos sus “escritos” parece buscar a gritos, ignorando que bolivianos y bolivianas, claman por diálogo sincero y constructivo.
Si de coraje podemos hablar, deberíamos recordar que cuando Evo Morales era dirigente cocalero activo fue torturado hasta ser dado por muerto por agentes de la DEA y lanzado a un barranco y a partir de ahí, surge un hombre dispuesto a dar su vida por la transformación social en el país, y en lugar de construir una salida foquista o violentista, encabezó un movimiento socio – político que lo ha llevado a la primera magistratura del Estado. Seguramente otras personas, inteligentemente en caso de sobrevivir, hubieran optado por la “digna retirada”.
Me parece que sin tener una verdadera autoridad moral para hacerlo a nombre de los trabajadores y trabajadoras de la prensa, ya que desde mi perspectiva la antigüedad en un oficio no resulta suficiente para arrogarse autoridad alguna, remata usted su “nosotros, los sucios”, con una triste y penosa frase: “como periodista, yo le digo a Evo Morales que se lave las manos antes de hablar de los periodistas”.
Triste, demasiado triste expresión para un ciudadano que indica tener 50 años de antigüedad en el oficio de periodista, porque usted finaliza su escrito, pidiéndole al presidente Morales, que sea igual que Poncio Pilatos, que sintiéndose incapaz de actuar con valor y justicia ante la masa judía enardecida y manipulada por la gerontocracia religiosa de la época, pidió un recipiente para “lavarse las manos” de esa sangre inocente.
Si algo no tiene el presidente Morales, y que usted parece sobrarle es el espíritu de Poncio Pilatos, que por falta de valor civil optó por lavarse las manos para ordenar el “ajusticiamiento” de Cristo y que con ese simbolismo, los resultados de ese cobarde acto recaigan sobre el pueblo de Dios, al que el Cristo defendió….
Si de algo debe estar usted seguro, es que el pueblo boliviano que cree en el cambio y sigue a Evo Morales como su conductor, no son ese rebaño de ovejas en que convirtió la jerarquía religiosa judía a su pueblo en las épocas de Cristo, pero eso sí parece estar cada vez mas claro que usted quiere poner en la picota la cabeza del indio Morales para que el “confundido pueblo” por “opinadores” como usted, liberen al “barrabás media – lunero” de Rubén Costas Aguilera, para que continúe haciendo de las suyas en este mundo de Dios.
Para acabarla, expresarle mi sincera preocupación, pues es primera vez que leo que una persona con “oficio” en el periodismo, pide a otra “lavarse las manos, antes de hablar”. Pensé que el dicho popular, habla de “lavarse la boca, antes de hablar de…” Debo imaginar, que ha sido otro de sus clásicos “lapsus dedus”.
Por Marco Antonio Aimaretti Aguilera