miércoles, 30 de diciembre de 2009

ESA ESQUINA


Hoy escuché en las noticias el peligro de caída que corría una casa solariega que se encuentra en la esquina de la calle Ballivián y Ayacucho. Frente a la Plaza Murillo de la ciudad de La Paz.
Como paro siempre por el centro (por cuestiones de trabajo), quise ver con mis propios ojos el problema que había causado las últimas lluvias de diciembre de 2009. Me acerqué a tomar fotos para la Agencia. En ese momento, pensé que debía ser un edificio patrimonial y la alcaldía algo tendría que decir como para una nota periodística.
Con las primeras fotos del derruido edificio, empecé a escuchar algunas voces de la gente que se acercaba para ver la casa, que en ese momento, estaba vigilada por policías, acordonada y las calles bloqueadas con el fin de cuidar que en cualquier momento se derrumbe totalmente y pueda aplastar a los transeúntes.
Pero tenía prisa y me fui. No había logrado tomar fotos buenas y al medio día, regresé otra vez. Allí recién me di cuenta de algo que no logré captar horas atrás.
Y es que empecé a notar que mucha gente se aglomeraba no sólo por curiosidad. Miré los rostros de la gente y pude apreciar algo que me dejó plasmado: Miradas nostálgicas, melancólicas. Y me pareció que esa gente había estado ahí por horas observando y repasando cada detalle de esa esquina.
Algunos recordaban cuántas veces habían tomado un cafecito con su cuñapé en esa esquina. Otros, los helados que tomaban cada vez que hacía calor en La Paz. Algunos, las “salteñitas ricas” con su Cocas Cola de al lado. Los más últimos, los telefonazos que había hecho sin saber que esa casa podría derrumbarse mientras estaban con el auricular. Algunas mujeres oficinistas, decían que allí vendía su casera de siempre, la que les vendía flores para los actos de sus trabajos. La mayoría, recordaba a sus amigos a amigas con los que compartieron algunos de sus minutos precisamente, en esa esquina.
Al momento me puse a recordar cosas que siempre quedaron en mi memoria. Y es que, como buen nostálgico y gustoso de las cosas pasadas que soy, me pareció ver en ese mismo lugar, las tantas esquinas que por la que alguna veza pasé en Santa Cruz.
Como la de la calle Junín esquina Libertad, donde me tomaba un cafecito con amigos y donde terminé con una chica, justificando “mis estudios profundos” que tenía que realizar en la universidad. O de la Pascana en plena plaza 24 de Septiembre. O la que había frente a Concejo Municipal; o la esquina del Cine Metropolitano, frente a la Iglesia La Merced, entre otras.
Ahora no sé que son, pero derrumbaron las casas (con ellas, esas mis historias) para construir otras más moderna sin que quede rastro de lo que fue.
También recordé inmediatamente la grandiosa película “Cinema Paradiso” donde sucede una escena más o menos igual que la de hoy, cuando un grupo de veteranos observaba el derribe precisamente del cine que fue el más popular de un barrio de Italia, cuando eran unos pequeños mocosos.
De igual manera se me vino a la mente la canción que siempre recuerdo (y que no la encuentro en ningún lado), de Los Iracundos. Se llama “Esa Esquina” que justamente, narra una historia de amor en alguna esquina de su natal Uruguay.
Bueno, pues es sólo eso, nostalgias que las vi presentes en cada una de esas personas y que todavía deben seguir viendo la agonía de esa esquina, de un edificio que fue de todos, que se pintó de muchos colores menos negra ni de matiz de color olvido.
De la nota informativa, ya ni me quedó ganas.
Bueno, pues para los nostálgicos de esas cosas, aquí va la cancioncita de Los Iracundos:


Esa esquina
Los Iracundos


Cuántos años han pasado
cuántas cosas han cambiado
en la esquina

cuántas tardes de ilusiones
guardan nuestros corazones
de la esquina

Hasta el bar han derrumbado
junto con nuestro pasado
cuando éramos amantes
pero hoy todo terminó

Cuántas horas de café
hablando de no sé qué
fue una época divina

Cuántas veces yo te amé
cuántas otras te besé
recordarlo me fascina
cuántas veces moriré
porque ya no te veré
en la esquina

Lara lara lara lara
lara lara lara lara…

Son tus ojos es tu pelo
tu recuerdo es como el cielo, no termina
y aquí estoy casi llorando
solo y triste recordando
en la esquina
etc.